Gran jornada de montaña, aunque por momentos, parecía más una prueba de orientación, tal es así que, en el todo vale para los puntos de la montaña se dejaba a la gente seguir p’alante y cuando llevaban un cacho de largo avisaban para que dieran la vuelta. Sólo faltaron las chinchetas. Durísima pugna por los puntos, en donde se echaron de menos las ausencias de los feligreses habituales en estas procesiones para mártires de las dos ruedas, y en donde los gregarios hicieron lo que pudieron para ganarse el café.
Homenaje de despedida a la ya legendaria bici de Andoni, aunque seguramente la podremos seguir viendo por el Guggenheim en un lugar destacado como se merece, entre la araña y Pupy. Ritxi en plena forma y tomando nota para su nueva máquina supergravel. Agradecimientos a Aitor por acompañarnos un rato y darnos la extremaunción provisoria para la subida. Y como siempre, gracias por vuestra compañía.
A.F.